En lo más profundo de mi corazón,
estas dejando huellas indelebles.
Mi alma está iluminada de azul,
porque todavía en el amor cree.
Me despiertas suspiros y lágrimas.
Por mis venas corre una linfa eterna.
Mis ojos aprehenden momentos legibles,
de una vida apasionada fraterna.
Tu piel me roza, tu mirada me ilumina,
tus brazos me rodean y acarician
En una templada y clara madrugada
tan sutilmente tus anhelos arrecian.
Mis ojos húmedos se abren en lo obscuro
y dibujan tu silueta con blanco aura
Intimidándome muy deliciosamente.
Tu entrega es de una satinada albura.
Mario Liand