martes, 24 de marzo de 2020

Dólar = Prisión - Historias de Cuba 01


Esta historia sucedió en Cuba.
Corría el año 1992 y como todas las mañanas Alberto salía a trabajar, después de mucho esfuerzo y una Cuba en pleno periodo especial, Alberto logra su título de guía de turismo. Se abría una gran oportunidad para él y su familia, trabajaba en una agencia de turismo de la cual era guía y con un nivel de idioma muy superior. Así comienzan los viajes a Varadero, recorridas por la Habana, y los demás lugares turísticos, mostrando la belleza de la isla,
Un día salió en una excursión a Matanza con una delegación de turistas alemanes. El viaje era esplendido lleno de colores en una Cuba, donde no se podía portar billetes de dólar pues no estaba permitido y cada propina que los viajeros le ofrecían debía entregarlo a sus superiores  y sabe Dios donde iba a parar ese dinero.
Alberto Torriente de musculosa celeste a la derecha de la fotografía 
(Foto cedida por María Torriente)

Esa mañana, Alberto se dirigió a su empleo e hizo su trabajo como todos los días.
La delegación, que él acompañaba, estaban muy interesados en lo que les explicaba sobre los atractivos cubanos y hacían preguntas para conocer más acerca de la isla caribeña. Por supuesto que Alberto no podía contestar preguntas sobre la política interna de Cuba, pues tenía prohibido de ello.
Siempre existía la posibilidad, como en cualquier parte del mundo, de que si lo hacía, alguien podría delatarlo porque no sabía a quien tenía en el grupo que podría denunciarlo.
El día había transcurrido normalmente y los huéspedes estaban fascinado con el paseo y el trabajo del guía. Entre todos resuelven hacerle un gran regalo, reunieron 600 dólares de propina,  lo que en ese tiempo era una gran fortuna para un ciudadano cubano. Unos de los visitantes, reúne los dólares y se lo entregan en un sobre. Era obvio que Alberto no podía el tomar parte del dinero. Fue tanta la insistencia él toma el sobre y lo guarda. En su inocencia cuenta al chofer y otra guía lo sucedido, aunque a estos dos le habían dejado propina también pero no tan cuantiosa y eso generó una envidia insospechable.
Concluye el viaje y se dirigen al hotel donde debía dejar a los turistas y también regresa a la agencia donde realizaría la entrega de la propina. Fue hasta la administración, entrego el sobre recibido. Lo que hizo Alberto fue quedarse con 11 dólares, lo que representaba un gran riesgo para mantener su trabajo y en un país con tantas restricciones eso era imposible de realizarlo. Unos instantes más tarde llega la otra guía y el chofer a entregar su propina y le comentan al jefe que “Alberto si tuvo un día bueno. Le dieron 600 dólares de propina”. “Pero si Alberto entregó 589 dólares”, dijo a viva voz la Sra Jefa. Se hizo un silencio delator y de inmediato la jefa tomo teléfono, se comunicó con los altos mandos de la agencia contando lo sucedido y ordenaron detenerlo lo más pronto posible y enviaron una patrulla a apresarlo a su casa.
Alberto llegó a la agencia y allí lo interrogaron fuertemente y terminó confesando que se había guardado los 11 Dólares.
Lo sacaron esposado como un delincuente u asesino por 11 dólares. En su juicio mucho no pudo hacer la defensa y lo condenaron a un año. Durante el año 1992 y 1993 Fidel Castro despenaliza la tenencia de dólares. Alberto cumple su condena y fue situación como matarlo en vida. Salió de la cárcel y se recluyo en su casa, no salía a la calle por vergüenza y porque humillado en su dignidad.
Quedo sin trabajo y sin el deseo de seguir viviendo en la Isla de Cuba. Ese mismo año con  un hermano y un amigo decidieron aventurase al mar y abandonar el país que los vio nacer, crecer y vivir unos cuantos años.
Hoy vive en Estados Unidos libre y sin cicatrices.
“Cuando tus derechos y tu vida es pisoteada el destino se encarga de abrir los caminos” dice María Torriente, hermana de Alberto.

“Esta es mi historia de hoy”, termina diciendo María Torriente ciudadana cubana que vive actualmente en Concordia, Entre ríos, Argentina desde 1996.

María Torriente
11 de marzo de 2020

Corrección realizada por:
Mario Liand
Concordia, Entre Ríos, Argentina, 22 de marzo de 2020.


El mar - Por Mario Liand




El Uruguay es un país hermano,
que tenemos tan cerca, ahí nomás.
Cuento con un amigo por esas tierras
que me cuenta de las olas y las gaviotas.
Me dejo llevar porque sueño un día
atrapar ese paisaje en escritos y pinturas
viviendo a su orilla entre mates e historias.
Y no ha de pasar mucho tiempo,
de esas tardes conversando con cada atardecer
donde florezca la musa y sea inacabable.
Donde en mi mundo crezcan oraciones interminables.
Y donde el viento de cada ola me abrace con su aroma salina
Y deje mi cuerpo, mi alma, mi imaginación
impregnada de vivencias inmaculadas
contadas por historias maravillosas
que tal vez varios alcanzaron a aprehender
caminando por la arena blanca y con esa brisa de sal
que se levanta con cada ssuspiro del Este.



Uruguay 
Ideas escritas y dedicadas a mi amigo Julio de los Santos de Maldonado, Uruguay.

Mario Liand
24 de marzo de 2020

¿Amistad o manipulación? (Ensayo) - Mario Liand

Ensayo: El ensayo es un escrito en prosa de extensión moderada que se caracteriza por ser una cala profunda sobre un tema que no se...