Ensayo:
¿Amistad o manipulación?
Por allá por los años 80 en una habitación charlando con un amigo me dijo que me quería consultar algo, algo que él no sabía cómo encarar.
- ¿Sobre qué es?
- Viste que yo estoy de novio con Ale. Y te juro que no sé qué hacer.
- Contame.
- Es que mañana nos tendríamos que juntar (casar) y nos e que decidir, no sé qué hacer, por eso te pido un consejo a vos.
- Bueno, mira, yo consejo no te puedo dar, sólo te puedo dar una idea o darte una orientación para que vos sepas que tenes que hacer.
- A ver.
- Yo creo que tenes que hacer lo que te indica tu corazón o tu mente. Tenes que hacer lo que vos sientas que tenes que hacer de verdad. Lo que sentís en la piel.
- Sí. Pero papá y mamá se van a poner mal.
- Y sí. Pero vos tenes que hacer lo que “tenes” ganas de hacer, no podes hacer lo que ellos quieren que hagas. Tus padres no van a ir a vivir con tu novia, sos vos el que la elegís para que viva con vos. Ellos con el tiempo se tendrán que acostumbrar, se les pasara la bronca, la rabia.
- Aha. Eso me parece bien. Entonces mañana me voy y no vuelvo más a casa.
- Si esa es tu decisión me parece correcto. Si lo que vas a hacer es lo que vos sentís en tu interior me parece re bien. En todas las familias hay broncas, hay rabias, las madres siempre se ponen en contra de la novia del hijo “porque quieren algo mejor” . Yo pienso que el que elegís la mujer para vivir con vos, sos vos, no son tus padres, sos vos. Así que busca tu felicidad contra viento y marea.
Y así sucedió al otro día, no lo ví mas por varios meses.
Para mí fue el mejor consejo. No traté de manipularlo para que haga lo que la familia esperaba que “hiciera lo correctamente deseable”, para nada. Para mí era su libertad que estaba en juego.
Ni siquiera yo actué según lo que tenía que hacer según lo “socialmente correcto” en mis cosas intimas, personales (salvo recibirme de la secundaria, conseguirme un trabajo seguro, haber hecho el terciario).
Bueno en realidad no era un amigo, era mi propio hermano menor. Yo ya sabía cómo iban a reaccionar cuando se enteraran que el hijo se había juntado, sabía lo que iban a decir y las broncas que se iban a tomar. Mi mamá la más sufrida, mi papá no estaría tan preocupado.
En otro momento de la vida una Sra. amiga me contó lo sufrida que estaba porque el hijo se había juntado “con una que no está ni la altura de él”. Además me manifestó que la había dejado de visitar y que no la veía más hacía unos meses.
¡Qué dilema! ¿No? solía decir Antonio Gasalla.
Siempre que opino sobre estos temas lo hago como hijo, no puedo opinar como padre porque no lo soy (o al menos eso creo)
Tuve que respirar hondo y decirle algo a esta amiga para tranquilizarla un poco y dejara de llorar delante mío. Tome una nueva respiración profunda y me salió esto.
- La verdad – le digo – que conozco varios casos como este que le está pasando y también he visto que pasado el tiempo, pasado unos meses los problemas se han arreglado y todo ha vuelto a la normalidad.
- Si Mario, pero hace meses que no me visita y que no lo veo.
- Mujer de Dios, tenga un poquito más de paciencia, confié en Dios, ya va a ver que todo va a volver a estar bien.
- Bueno Mario, te agradezco tus consejos. Ojalá y todo se dé así como decis vos. Voy a confiar en Dios.
Habrán pasado un par de meses y todo volvió a la normalidad. Volvieron a visitarse, ella recibió a su nuera con muchos abrazos y besos.
De ninguna manera podía yo aconsejarla a esta amiga que el hijo fuera un “HDP” Y que la chica fuera “mala”. No me correspondía a mí opinar sobre la elección, o atracción de la pareja. Era una situación de ellos, no era mía. No sentí que tenía que meter mi lengua donde no correspondía. Al muchacho lo conocía hacía años y a la chica no. Ellos se eligieron (ni siquiera yo los presenté para que se conocieran). No sentía que tenía que ser tóxico cuando mi amiga me comentó sobre el tema. Podría haberla manipulado a ella para que todo empeorara en la familia, sin embargo elegí orientarla y que tuviera paciencia y decirle que “toda tormenta pasa”, son nubarrones que nos nublan la vista, pero que pronto sale el sol. Y todo vuelve a estar bien.
Describiré ahora las definiciones de “amistad” y de “manipular” según la RAE. Veamos:
Amistad:
1. f. Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.
2. f. amancebamiento.
3. f. Merced, favor.
4. f. Afinidad, conexión entre cosas.
5. f. desus. Pacto amistoso entre dos o más personas.
6. f. desus. Deseo o gana de algo.
7. f. pl. Personas con las que se tiene amistad.
Manipular:
1. tr. Operar con las manos o con cualquier instrumento.
2. tr. Trabajar demasiado algo, sobarlo, manosearlo.
3. tr. Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, (en la amistad) etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares.
4. tr. coloq. Manejar alguien los negocios a su modo, o mezclarse en los ajenos.
Cada uno puede tomar la acepción que más concuerde con sus sentimientos interiores unidos a cualquiera de los 2 vocablos.
Yo tomaré la 7 y la 1 de amistad.
Hago la última aclaración. El Lic. Bodean en la cátedra de “Periodismo Interpretativo” de Comunicación Social en el año 2001 dijo sobre la amistad: “la amistad propiamente dicha hasta donde llega y a partir de donde deja de ser amistad para pasar a convertirse en otra cosa”. Hasta donde se da la amistad y a partir de que momentos, hechos pasa a ser otra cosa.
Durante mi juventud había aprendido a valor mucho la amistad con alguien, tanto que era más importante que cualquier otra relación social que tenía por los 80. Me dedicaba a observar las cualidades de ese "amigo/a" y trataba de marcarles esas virtudes para que las vea con un poco de más fuerza. Siempre terminaba diciéndole que le señalaba esas cualidades para que las aproveche a "tu favor, no son para que te agrandes y te creas la estrella del universo. Pero si, son para que te valores un poco más como persona".
Tal vez mi valoración sobre la amistad estaba sobrevaluada, o mejor dicho creo que veía la amistad desde el pedestal de "lo ideal". Por esos años el concepto que yo tenía sobre la amistad era "ideal".
Con el transcurrir de los años fui aprendiendo que la amistad se da por diversas circunstancias que uno va viviendo en esta vida. En la secundaria uno tiene un amigo que es el más confiable de todos, en la Comisión Vecinal del Barrio uno se hace amigo del que cree más honesto, más sincero. En el grupo del Centro de Estudiantes de la facu uno se une a aquellos más limpios para opinar y que concuerdan más con uno en esos “ideales” y también sucede lo mismo en el terciario y en el barrio donde uno vive.
En cada ámbito cada uno va acercándose, simpatizando con el que está más acorde a lo que cada uno piensa. También se acercan personas tóxicas (manipuladoras). Y estos también serán parte del entramado amistoso que cada uno va armando en cada ambiente, en cada espacio de la sociedad. Exactamente puede ocurrirle a uno, que uno sea el tóxico, el manipulador y que tendrá corta vida en esas relaciones porque cuando los demás se empiezan a percatar de que pretende manejar las actitudes y actividades de los demás, lo descartaran sin ningún tipo de prejuicios. O Mejor dicho, prejuiciosamente lo harán a un lado porque cada integrante de cada grupo social no quiere tener a alguien que le está serruchando el cerebro continuamente para lograr "ciertos objetivos", que en la mayoría de los casos ni siquiera tienen nada que ver con el grupo.
Entiendo perfectamente que la relación de manipulación puede ser más fuerte en las relaciones interpersonales, en amigos de la vida, del barrio, de la escuela, de la oficina y a veces de amistades oficiadas en el deporte, en el pool, en las disco, etc. Amistades que se van forjando poco a poco. Uno confía ciegamente en el otro/a y se va metiendo en un callejón sin salida, porque esa es la intención del supuesto “amigo” que ya sabe con qué fines te buscó como amigo.
...
(Artículo en preparación. Faltan varios parrafos).
Mario Liand
22 de enero de 2021. 04: p. m.
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