100 años desde la primera transmisión radial en Argentina. Esto fue un 27 de agosto de 1920, A las 21 Hs. Los “locos” eran Enrique Susini, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mujica. Susini era médico y los otros tres, estudiantes de medicina. Ellos pensaban que la radio debía ser cultural y transmitieron desde la terraza del Teatro Coliseo para un poco menos de 100 oyentes y pusieron en el aire él Festival Sacro de Ricardo Wagner, 'Parsifal', con la actuación del tenor Maestri, el barítono Aldo Rossi Morelli y la soprano argentina Sara César, todos con la orquesta del teatro Costanzi de Roma, dirigida por el maestro Félix von Weingarten.
En Concordia, LT 15 Radio Concordia había salido al aire un 8 de julio de 1945 desde calle La Rioja 622. Intalaron una antena de 143 metros cerca de Estación Yuquerí, con una potencia permanente de 10 kw. Y llegaban a cubrir entre 300 y 700 km a la redonda. LT 15 ten´´ia in poder de penetración importante: Uruguay, sur de Brasil, Paraguay.
El 11 de setiembre de 1969 comenzó a transmitir como LT 15 Radio del Litoral.
Así que mi madre tenía una radio a transistores, de esas que se usaba con 6 pilas grandes “Everredy”. Por los años 60 vivíamos en una casa que había en un campo de Coco Pasarella que estaba ubicada entre Frigorífico La Paz y Estación Yuquerí. Mis padres se casaron en 1961. La casa era de madera de dos aguas y tenía una cocina aparte porque por entonces se usaba leña para calentar el agua para el mate, la leche ordeñada por mi madre para prepararla con cascarilla para que comiéramos la mañana cerca del fogón.
Durante la mañana mi madre barría con una escoba hecha con “escoba dura”, un yuyo bastante resistente y que le permitía “juntar” las hojas secas que iban cayendo de los 6 u 8 paraísos que rodaban la casa. Usar una escoba de paja se gastaba muy rápido y eran caras. Lo mejor era cortar un manojo de escoba dura y atarlas con alambre a un palo de alguna escoba ya inutilizada.
En el corredor de esa casa, mi madre ponía aquella radio sobre algún banquito de madera para escuchar noticias y un poco de música. Era para escuchar “El Reporter 15”, “Correo del campo” y por las tarde “Rondas infantiles”. Mientras tanto, después de barrer el amplio patio mi madre lavaba ropa “sacando” agua de un pozo de agua dulce que había en el terreno. Esa era el agua potable y que también tomábamos. Con esa misma agua regaba una huerta cuantiosa que había decidido hacer y también le ponía es latones a los animales que criaba: guineo, patos, gansos, gallinas, pollos, pavos, y hasta chanchos.
Muchos años después, yo trabajaba como cajero en la mutual estatal provincial y me tocó atender a un señor que cuando me habló, esa voz fue mágica. Esa voz me provocó un rápido viaje mental a través del tiempo (una especie re reversa en los pensamientos, como en cámara rápida), hasta que rápidamente la reconocí y me quedé helado. Y estuve más que tímido y con mucha vergüenza titubeé en preguntarle. ¿Es él o no? ¿O es una voz parecida a la que escuchaba en la radio en los 60 en el campo?
- Hola. ¿Cómo le va?
- Bien, muy bien – me contestó
- Disculpe mi pregunta y mi ignorancia pero ¿Ud. Es Héctor Oscar Noblega?
- Sí, soy yo. ¿De dónde me conoces?
- Su voz me resuena a los años 60. Mi madre ponía la radio en el patio y Ud. Hablaba cuando era la hora del “Repórter 15” o cuando tenía noticias en la radio de acá.
- Si. Trabajé muchos años en LT 15. Ahora no, porque ya estoy jubilado.
- La verdad cuando escuché su voz, su timbre me transportó a cuando vivíamos en el campo y mientras con mi hermano jugábamos en el patio de la casa de un campo que está cerca de acá, de Concordia. Escuché su voz y mi cerebro de inmediato me llevó a mi infancia y me refresco todo aquel lugar maravilloso donde pasábamos más con mamá, porque mi padre era albañil, maestro mayor de obras y pasaba algún tiempo fuera haciendo algún trabajo.
- ¡Qué lindo que a uno lo recuerden así! - expresó Noblega.
- La verdad que para mí es un gusto conocerlo personalmente. Nunca en mi vida lo había visto personalmente. Ni de lejos, ni de cerca. Pero su voz me transformó. Lo escuche y el viaje imaginario fue inmediato y extremadamente rápido hacia ese pasado en el campo.
- Bueno, gracias. Ahora me conoce – me dijo.
- Si – le dije y los ojos se me llenaron de lágrimas que no podía contener y en medio de esas cambiantes imágenes en mi cerebro, tuve que atenderlo. No podía hacerlo esperar más tiempo.
Después que lo atendí, se marchó y me quedé extasiado por ese momento que me hizo vibrar tan fuerte interiormente esa “voz” mágica. Todavía me emociono cuando recuerdo ese día en que lo conocí. Y me emociono hasta los huesos amigos.
En 1985 hice un Curso de Periodismo por correspondencia y cuando me dieron el Certificado- Diploma pude conocer a varios personajes de los medios, entre ellos al Dr. Carlos Lieberman del Diario El Heraldo, a J. J. Portillo (Hacía “Informatodo” de lunes a viernes al mediodía y “El especial de J. J.” los días sábados por C. W. 23 Radio Cultural de Salto Uruguay) pero con ninguno de ellos me pasó lo que sucedió con Noblega.
Es un recuerdo tan fuerte que aún lo tengo en mi mente, tan claro como en el mismo momento en que sucedió.
Esta historia va a continuar, porque tengo mucho más para contar.
Mario Liand
27 de agosto de 2020.
07:00 a. m.