A los sueños hay que vivirlos, alimentarlos cada día,
disfrutarlos cada día. Pensarlos, generarlos, vibrarlos. Me sentiría fenecido si no pudiera sentir cada
oportunidad que me da la vida, porque un nuevo sueño me trae nuevos aires,
nuevos ímpetus, nuevas oportunidades. Pequeños sueños, grandes sueños, no
importa la dimensión. La adición de las pequeñas maravillas de la vida crean
las grandes cosas.
Mientras tenga nuevas oportunidades, soñare siempre con
conquistar algo más, y nunca me cansaré. Sin olvidarme jamás quien soy y de dónde
vengo.
Trabajaré siempre por mis sueños y ante las malas ondas seré
“como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie”, como dice la canción.
La vida amerita ser vivida con dignidad y de la manera que
uno la siente. Lo demás no importa nada.
Mario Liand. Villa Adela, 3 de marzo de 2018. 12:15 p.m.
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