viernes, 25 de diciembre de 2009

Navidad 2009


Todos los años me pasa lo mismo. Para Navidad, mejor dicho, para la Nochebuena, encuentro la excusa necesaria para hacer reflexiones sobre mi vida. Sobre lo que he logrado y no, hasta el presente. Así que vivo una nochebuena sin mucha algarabía. Es una nochebuena reflexiva. No me siento mal. Es más, no lo hago conscientemente, sino que estoy como ido, reflexivo, distante. El cúmulo de pensamientos que van y vienen durante esas horas me mantiene al margen de muchas cosas que podría vivir en Nochebuena. La nochebuena y la Navidad es el motivo para estar en paz, para reflexionar, para estar junto a la familia. Todo lo demás, es un negocio fabuloso. Es que vivimos en el mundo capitalista. La comida que se prepara, la bebida que se almacena en la heladera y freezer, los postres, la pirotecnia y los regalos no tienen mucho sentido para mí. Dije que las fiestas fin de año son un gran negocio. Mejor te respeto y te obsequio todo el año, cada día del año y no sólo un día al año.
Esta Navidad fui a la casa de mi madre. Como mi hermano Miguel estaría en su casa con su familia y familiares venidos de lejos y mi otro hermano, que conocí hace dos años y medio, ya tenia programado pasar con su ex cuñada, decidí pasar en la casa de mi madre ya que ella había elegido asar a la parrilla cordero. Sin mucho evento, comimos después de las 22 y 30 horas. Pasó tan rápido el año que yo no registraba aún que ya estábamos en nochebuena y pronto llegó la media noche, o sea, la Navidad. Saludé a mi madre y me paré en la vereda de casa a mirar la pirotecnia que utilizaban los vecinos. Estruendoso todo, muchos fuegos artificiales. Algunos vecinos encienden sus fuegos con la excusa de que los usan para que los hijos vean. Ja ja jaaaaa… No creo tanto eso. Mejor creo que son ellos mismos que los usan para calmar las ansias del chico que llevan dentro y que no quieren reprimir esa noche. Ya les conté que en Nochebuena me pongo reflexivo.
Luego, salude a mis primos que viven en la casa vecina y luego fui a Saludar a Beba García, Chana, Valentina, Valeria y Miguel que son amigos de muchos años que viven una casa más allá de la de mis primos paternos. Luego del brindis con los García, alrededor de la una de la mañana, dijeron que querían ir a saludar Bernardo García, otro familiar, porque estaba trabajando en un aserradero como sereno por las noches. Me gustó mucho la idea, porque hacía tiempo que no lo veía a Bernardo, y acepté la invitación. Pensé que estaría solo en el trabajo. Pero no. Estaba con su esposa y su hija. Cuando llegamos al lugar, los García en auto y yo en mi moto, hicimos sonar la bocina para que viniera a abrir el portón de entrada al aserradero. Eso sucedió e ingresamos al predio. Bernardo nos llevó hasta el lugar donde habían cenado. ¡Que maravilla! Debajo de un techo , entre parvas de madera cortada y preparada para ser transportada habían montado su hogar navideño. Bernardo comentó que trabajaría solo, pero que la señora tenía pensado pasar la noche con el y su hija en el aserradero. Habían transportado al lugar un televisor y un reproductor de DVD para que la hija tenga películas para mirar. Además llevaron sillones playeros y bernardo monto una parrilla debajo del techo, un poco más allá, donde asó carne. También, tenían en el lugar una heladera portátil, sándwich, sidras, ensalada de frutas, pan dulce, vino y todo lo que se te ocurra. Me senté es un paquete de madera y pensé mucho al respecto. Que familia que tiene. La esposa no estaba arrepentida de estar allí. Ninguno de los tres estaba disgustado por tener que pasar la nochebuena en ese lugar. Estaban muy felices. ¿Con tan poco?, pensé. Y luego pensé que no era poco, Bernardo tenía a su familia con él. La noche tiene que haber sido maravillosa para los tres.
El lugar era solitario, no ingresaba cualquier persona allí. A veces uno tiene que saludar a vecinos que han sido falsos con uno o fallutos y como se los encuentra en el camino hay que saludarlos obligadamente. En el aserradero no. Evitas eso. Bernardo y su familia solo saludo a los que llegamos hasta el aserradero.
Bernardo y su familia estaban felices. Yo no podía creer que se pudiera pasar una Nochebuena así. Eso era como un establo, donde nació Jesús, y estoy seguro que todo fue una bendición de Dios esa Nochebuena. Podría haberme sentido incomodo en ese lugar como cualquier otra persona que le interesa lo material, pero nunca me sentí mal, me sentí fascinado por la maravillosa vida que tenía Bernardo con su mujer y su hija. Cualquier otro sereno, se habría escapado del trabajo y se abría ido a cenar con su familia a su casa y luego retornaría al trabajo, total los propietarios estarían de parranda. Pero no. Bernardo decidió estar cumpliendo con su obligación para el cual le pagan.


Todo lo material no es necesario cuando te llena el amor de los que te quieren, sobretodo de tu familia directa. No hace falta lujos para vivir bien, para sentir que la vida te abraza, que la brisa de la noche te acaricia, que Dios te muestra su creación divina manifestada en tres seres humanos. Vos, Dios estabas ahí en la nochebuena de 2009. Bernanrdo y su familia te mostraban. Yo te sentí, yo te vi vivo. Gracias.

Mario Liand

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¿Amistad o manipulación? (Ensayo) - Mario Liand

Ensayo: El ensayo es un escrito en prosa de extensión moderada que se caracteriza por ser una cala profunda sobre un tema que no se...