Mario querido, lo comenté cuando estuve en Concordia. Por eso ahora me atrevo a publicarlo en tu muro. (de facebook).
CHORIPANERO
Me decís choripanero…
y esperás que eso me ofenda,
me decís cabecita….
me decís negro de mierda…
despreciás mi color terracota,
porque vivo en un asentamiento
con casas sin divisiones entre sí.
Me decís… ¡no tenés idea!
Si al fin de cuentas,
el acervo nuestro está lleno de brasas
donde se doran chorizos
que enguantamos con pan y chimichurri.
No creo en el honor de un sushi exclusivo
ni de las burbujas del champán.
No conozco eso...
las burbujas para mí son las gotas de lluvia
que caen sobre el patio,
y me hace feliz poder mirarlas
aunque tenga el estómago a medias.
Mi dignidad es el cansancio,
mi honra es trabajar y juntar monedas
para comprar algo de fideos,
que me alcance para el pan,
que quede para la leche.
Crees que me ofendés…
me escupís las diferencias
cuando hablás de la tierra
como una mensura de tus campos
contada en cabezas de ganado
y hectáreas de soja.
¡No tenés idea…!
Para mí la tierra es otra cosa,
tiene sabor a cultura,
la tierra... en mi ignorancia,
es pachamama, es jaruk, es la madre,
es la sábana donde duermen las cosechas,
es el pastizal ondulante
que en noches claras se platea de luna.
Crees que me ofendés…
porque mi casa no tiene vereda
porque caliento agua en un latón
porque acarreo la garrafa,
¡qué sabrás vos de dar calor…!
de compartir la cama con tu hermano,
de no repetir el plato para que alcance,
de compartir el hambre como indigente tesoro.
Crees que me ofendés
cuando me llamás “cabecita negra”,
porque salgo de madrugada a buscar trabajo
porque entrego un currículum
por las dudas, por si llaman...
Porque tengo que cepillar el jean
antes de colgarlo para que lo seque el sol,
porque mi vieja lava los platos
con un pedazo de repasador viejo
y jabón en pan…
porque vivo del otro lado del asfalto,
de las grandes marquesinas,
de las luces de neón,
y mi vecino es cartonero,
y los otros andan cirujeando.
Quedáte tranquilo…
no me ofende tu odio
gestado en el confort heredado,
atrincherado en un penthouse,
en mansiones enrejadas,
viviendo la fantasía oligárquica
que se regocija en odiarnos
en enrostrarnos la inseguridad,
que la avaricia de tus mayores
fue generando a través del tiempo.
No me ofende tu mirada,
porque con mi hermano somos Patria,
una palabra que no entra en tu caja de caudales.
C.A.G.**
** Carlos Alberto Giménez nació en Santo Tomé, Provincia de Corrientes, Argentina el 9 de noviembre de 1959.
Cuando cumplió un año y medio su familia se trasladó a la Ciudad de Concordia, Provincia de Entre Ríos, Argentina y allí vivió toda su infancia, juventud y en la adultez se radicó en Ushuaia, Provincia de Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Argentina.
"Mi educación primaria la cursé en la Escuela N° 53 San Martín
y los estudios secundarios lo realicé en la Escuela de Comercio Prof.
Gerardo Victorin" - le dice a la periodista Liz Cané de el diario El Heraldo de Concordia.
Fue Presidente de la biblioteca Popular Sarmiento de Ushuaia, una biblioteca con 93 años de vida,
Ha realizado el Encuentro de Escritores del Fin del Mundo.
* Fotografía tomada de http://laborlegislativa.com/comete-ese-choripan/