¿Cuantos años han pasado desde
que partió el último tren desde la Estación Central del Ferrocarril General
Urquiza en Concordia? Unos cuantos. ¿Cuántos viajes realicé e ese tren? No
fueron tantos. Alguna vez viaje en el Tren y otras veces en el Gans o Coche
Motor desde la Estación Norte. Y en mi infancia, una vez desde Estación Yuquerí.
Desde Concordia a Federico
Lacroce.
A fines de enero de 1983 Realicé
este viaje cuando me decidí ir a trabajar con un amigo en la fruta en Río
Negro. Yo había empezado a Estudiar Ingeniería en Alimentos y quería ganarme
unos pesos para vestirme y poder seguir estudiando. En el 83 tenía que pagar un
Arancel para estudiar en la facultad. Esto fue lo que motivo mi viaje.
Por entonces viajaban muchas
personas a Buenos Aires o al sur a trabajar en las chacras de frutas o en los
galpones.
Al momento de llegar a la
Estación Central debimos sacar los boletos
o pasajes en la Boletería cargando el bolso con ropa. Había varias
personas antes que nosotros, por lo que debimos hacer la cola. El empleado de
la Boletería escribía todo a mano. Los dos empleados, porque había dos
ventanillas que vendían boletos, eran mayores y su ritmo de trabajo.
Con los boletos en mano teníamos
que esperar a que el tren arribara a alguno de los 3 andenes para abordarlo. El
murmullo de los ansiosos viajeros se confundía con el lejano ruido del tren que
se acercaba y se hacía más intenso cuando se acercaba y llegaba al andén.
Algunos más apurados bajaban a
las vías y miraban al norte para ver si el tren estaba llegando.
Un guarda o un empleado de la Estación Hacía sonar una campana de bronce que pendía en una pared del lado de la plataforma. Una voz por un parlante decía algo así: “Está arribando a Estación Concordia el tren proveniente de Posadas y que tiene como destino Federico Lacroce”.
La gente se ponía nerviosa y se
agolpaban a las puertas de cada vagón para subir rápido y conseguir asiento.
Igual siempre se conseguía un lugar para viajar sentado, aunque algunas veces
se debía viajar parado hasta que alguien bajaba en una próxima estación o
recorría los vagones hasta que encontraba un asiento.
Ya habíamos subido al tren y
teníamos asiento. Algunos viajaban en la unión de dos vagones, entre lo que se
llama fuelle o en las escaleras de las puertas del vagón o sentados.
La parada del tren serían unos 15
o 20 minutos y luego partía. El guarda hacía sonar la campana de la Estación y
el maquinista tocaba la bocina de la maquina Diésel anunciando que continuaba
su viaje por las suaves ondulaciones entrerrianas.
En la Estación Concordia había
tres andenes: uno para el que venía de Buenos Aires, otro para el que venía de
Posadas y el tercero era el que circulaba por la vía que unía Concordia con
Concepción del Uruguay. Si la plataforma era la tercera, era la que quedaba más
lejos. Para llegar se bajaba a la vía y debíamos caminar por el camino que se
había hecho con durmientes para no tropezar con los rieles y no pisar las
piedras de la vía. Eran durmientes que
se habían colocado en forma transversal a la vía.
Y otra vez se anunciaba por el
parlante la partida del tren y nuestras miradas dejaban atrás las imágenes de
“Estación Concordia”, la Estación, La gente que quedaba esperando otro tren.
Pronto ya saliendo de la ciudad era muy rítmico el ruido de las ruedas y el
riel: “Chaclan, chaclan”.
Conclusión.
Se extrañó mucho el tren porque
era el pasaje más barato para viajar. En la década de los 90 y durante el
Gobierno de Menem se cerraron los ferrocarriles para favorecer a las Empresas
de Transporte y a las Empresas de Transporte de Pasajeros. Estos medios se
encarecían mucho para utilizarlos, pero al no existir más el tren se los
utilizaba. En esos momentos la gente no viajaba tanto, pórque necesitaba mas dinero para pagar el pasaje.
En el recuerdo de la gente
quedaron las fotografías de la época, las construcciones, las vías, Las
canciones del Grupo Osiris: “Pasajeros de la noche” y “Próxima Estación
Concordia” que de algún modo reflejan la época del tren en Concordia. Y las
historias de la gente. Muchas historias. Muchas veces era el paseo obligado ir
a ver la llegada del tren los fines de semana.
La primera vez que viaje en tren,
y era muy niño, tendría 7 años, y fue desde Estación Yuquerí porque había
fallecido una tía en General Campos. Viajé con mi padre, mi madre y mi hermano.
Muchos años después viaje desde
la Estación Norte, en el Coche Motor o Gans, en 1980, hacía Paraná para
cumplir con los requisitos de la Conscripción y solicitar permiso por que
todavía estaba estudiando en la secundaria.
Varios años viví con mi familia
en el campo y el tren pasaba cerca, a unos 600 metros. Muchas veces levantábamos
la mano con mi hermano en señal de saludo y desde el tren nos hacían saber que
nos estaban viendo cuando tocaban el “pito” del tren. ¡Qué alegría! Algunas
veces íbamos con mi hermano a juntar yatay de las palmeras que estaban cerca de
las vías y algunas veces nos quedábamos a esperar que pasará y si el tren era
de pasajeros desde algunas ventanillas nos saludaban. Otras veces mirábamos el
tren carguero, para ver que llevaban en esos vagones y volvíamos a “las casa”
contentos comiendo yatay o con las pepas que estaban secas alrededor de la
palmera para partirlas con el clavo de hierro (una especie de martillo) que
habíamos encontrado en la vía, seguramente tirado luego de reemplazarlo por
otro más nuevo por los muchachos que manejaban la zorra y que recorrían siempre
la vía para ver si estaba todo bien.
Maravillosos dias de mi infancia en el campo.
Maravillosos dias de mi infancia en el campo.
Mario Liand
Trabajo realizado en el Taller de fotografia "La Fotografía y el Patrimonio" en la
10° Feria del Libro Concordia 2017. Prof.: Fabricio Gallardo. Trabajo N° 2.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario